En las instituciones  educativas en Rioja

 

Alto Mayo. En medio de un mundo cada vez más digitalizado, una tradición ancestral sigue brillando con fuerza en las instituciones educativas de nuestra comunidad: la elaboración artesanal de faroles de carrizo. Esta práctica, transmitida de generación en generación, no solo perdura, sino que cobra vida cada año gracias al compromiso de estudiantes, docentes y familias.

Durante las semanas previas a las celebraciones patronales o culturales, los centros educativos se convierten en verdaderos talleres creativos. Padres, madres, hijos e hijas se reúnen para confeccionar faroles que, más allá de su función decorativa, simbolizan la unión familiar, el trabajo en equipo y el orgullo por nuestras raíces.

Los faroles, elaborados con carrizo, papel de colores y velas, iluminan no solo las calles durante los desfiles y actividades nocturnas, sino también la memoria colectiva de una comunidad que se resiste a olvidar sus costumbres. “Es un momento para compartir, enseñar y aprender. Los niños descubren el valor del esfuerzo manual y el significado de nuestras tradiciones”, comenta una docente que lidera el taller en su escuela. (Diario Amanecer)

 

Foto: La tradición de los faroles de carrizo sigue viva